El FILVEN


               Todos los años el gobierno venezolano organiza el Festival Internacional del Libro de Venezuela.

               El año pasado duró dos semanas, con muchos kioscos de casas editoriales oficiales y privadas y varias charlas.

               Este año debido a la grave crisis que atraviesa el país, fue más modesto, de apenas cuatro días de duración y una veintena de kioscos. Hubo poca divulgación y yo me enteré en el día de cierre el domingo 26 de mayo.

              La exposición del FILVEN fue instalada en el Parque del Este, era pequeña pero bien organizada.

            En el kiosco de la Librería del Sur, organización gubernamental, encontré libros a precios ridículos, a Bs 200 el más caro. Para que tengan ustedes idea un pasaje de autobús en Caracas cuesta Bs 500.

            En la editora gubernamental Fundarte, los libros estaban más caros, a Bs 3 000, pero también asequibles.

            Las editoras privadas tenían precios muy elevados para mi bolsillo, me pidieron Bs 35 000 por un libro. El salario mínimo en Venezuela es de 
Bs 40 000.

            Yo compré varios libros muy económicos, entre ellos uno de cartas entre Manuela Sáenz y Simón Bolívar que es una delicia y del cual les hablaré el próximo sábado.

            Cuando ya me venía, el escritor Luis Brito García, a quien admiro mucho, estaba dando una charla al aire libre bajo un toldo. Todas las sillas estaban ocupadas y yo estaba muy cansada para asistir de pie y no me quedé.

            A la salida de la exposición de libros, en la concha acústica, un grupo de jóvenes bailaba, cantaba y tocaba tambores con mucha gracia y humor. Los tambores sonaban divinos. Hacía un sol tremendo.

            Y así me despidió el FILVEN al son de los tambores.





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