Los pies en el banquillo, por Teresa Tesoro

 


           

            Cuando Nerio llegó le pareció extraño que Lorenzo apoyara los pies sobre el banquillo. Lorenzo pendía de una cuerda pasada por una viga del techo. Lo usual en el suicidio por ahorcamiento es que el suicida dé un puntapié al banquillo, así tensando la cuerda con el peso del cuerpo. Pero no, tenía los pies sobre el banquillo y el banquillo estaba en su lugar.

            Andrés estaba muy asustado cuando llamó a Nerio y lo llevó al sitio donde estaba el ahorcado. Nerio dijo que había que llamar inmediatamente la policía: Llegaron tres oficiales de policía, dos bajaron el cadáver y el tercero asentó en el informe, posible causa de la muerte: suicidio por ahorcamiento. La policía llevó el muerto a la morgue. Nerio no entendió porque la policía no se había dado cuenta que el cadáver tenía los pies apoyados en el banquillo.

            Nerio que era compañero de trabajo de Andrés, lo veía muy nervioso las semanas después del suicidio de Lorenzo. A las dos semanas después del acontecimiento, a Andrés se le explotó una úlcera gástrica y tuvo que ser internado de emergencia en el hospital.

            Junto con Andrés y Nerio, trabajaba Mario. Mario estaba casado con Elena y los dos vivían con el padrastro de ella, Lorenzo. Tenían dos hijos, un niño de ocho años y una niña de diez años. Andrés necesitaba alojamiento y como había una habitación disponible en la casa, Mario le pidió a Lorenzo que se la alquilara a Andrés.

            Elena era muy bonita, delgada y baja, con grandes ojos azules y largos cabellos lacios y dorados. Andrés se enamoró de ella. Según Andrés le confesó a Nerio, nunca le había tocado ni un cabello, respetaba su matrimonio con Mario.

            El marido de Elena, era un hombre alto, fortachón, buen mozo, alegre y juguetón y de una inocencia de niño. Andrés era un hombre alto, delgado, de apariencia distinguida y que se expresaba muy bien. No era difícil pensar que Elena le hubiera correspondido. De cualquier manera, el marido no se percataba de nada de lo que estaba pasando. Y parecía que Lorenzo, el padrastro, también se había enamorado de la hijastra, Elena. Pero Elena tenía sus ojos puestos en Andrés.

            Lorenzo era un hombre bajo, robusto un poco calvo y perseguía a Elena por la casa con sus requerimientos, pero ella lo rechazaba fuertemente. Por eso se suicidó. Así lo contó Andrés a Nerio.

            Cuando vivía la madre de Elena el padrastro nunca se acercó, aunque la miraba de forma comprometedora: un año después de la muerte de su madre, ella notaba que cada vez que se volvía allí estaba él acechándola. A veces se aproximaba tanto que sentía su respiración sobre el cuello. Un día se molestó tanto que amenazó con contárselo a su marido, pero en el fondo ella sabía que no lo haría pues tenía miedo a la reacción de Mario y no tenían dinero para pagar un alquiler, necesitaban de la ayuda del viejo. Otra vez Andrés lo sorprendió acechando a Elena y le dirigió una mirada asesina y lo amenazó.

            Lorenzo se estuvo quieto un par de meses y entonces empezó a acechar más intensamente a la hijastra, llegando a tocarla. Ella pensó que había que ponerle un parado a esto antes de que ya no pudiera controlarlo. Elena se lo contó al marido y este le reclamó a Lorenzo. Tuvieron un feo altercado y Mario estuvo casi a punto de golpear al padrastro de su mujer. Y el viejo le ordenó a Mario que se fueran de su casa: pero él no podía con su pequeño sueldo pagar un alquiler. La tensión en aquella casa entre los cuatro adultos se volvió insoportable. Algo había que hacer, pensaba cada uno de ellos. Y lo hizo Lorenzo: se suicidó.

                        Cuando Nerio llegó le pareció extraño que Lorenzo apoyara los pies sobre el banquillo. Simplemente lo que pasó es que el bueno de Mario en su intento de salvar el ya muerto Lorenzo, lo puso en el banquillo, tratando de bajarlo y Andrés más malicioso le dijo que dejara el cadáver allí para que la policía viera que era un suicidio.  Nadie fue a reclamar el cadáver en la morgue. Andrés buscó una habitación en otro sitio cuando salió del hospital y se buscó otro trabajo. Mario se fue del trabajo. Nerio más nunca los vio.

 

 

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